¿Cómo sería esta experiencia para personas de diferentes edades? 
Iván es padre de cuatro niños de 3, 8, 12 y 18 años. 

Emilia tiene 3 años. Ella está encanta con el viento en su pelo, el sentir cómo su cuerpo se mueve en círculos, como lentamente sube y baja con el caballo, la música, el olor de las palomitas de maíz en el aire, el sabor del algodón de dulce todavía presente en su lengua rosada, en la alegría que significa esa experiencia. El significado de esa experiencia está arraigado en lo que ella ve, oye, huele, toca y saborea y cómo responde emocionalmente a esas sensaciones. (Somático) 

Tomás tiene 8 años.  Él imagina que va cabalgando a través de un desierto en su caballo. A su lado va su enemigo. Van cuello a cuello. Él sigue adelante, exprimiendo los lados de la yegua. ¡Para conservar el honor de su familia él debe ganar esta carrera…adelante! Su caballo se levanta adelante en una explosión de poder de energía. (Mítico)

Matías tiene 12 años. Se aburre un poco con el movimiento lento de la cabalgata, se pregunta cuán rápido puede ir un carrusel y si alguien ha salido volando por los aires, dónde está el carrusel más grande y cuántas personas pueden pasear en el carrusel al mismo tiempo. Le encanta estar cerca del organillo y dejar el tintinear de ruido sobre su cabeza. (Romántico)

David tiene 18 años. Considera cómo funciona la física detrás del carrusel. ¿Sería posible diseñar uno más aerodinámico y así aumentar la velocidad? ¿Cuánto costaría? Observa a las personas en los caballos que suben y bajan, preguntándose qué les gusta a ellos del paseo. ¿Será lo mismo para cada persona? ¿Por qué -se pregunta a si mismo- lo disfruto? (Filosófico)

Los pensamientos de Iván son variados – él disfruta con el viento en su pelo, piensa brevemente en cómo, cuando era niño, imaginaba que iba en un caballo a través del desierto cada vez que cabalgaba en un carrusel, se pregunta (un poco mareado) quién inventó esta cosa y lo rápido que va. Ha tenido un día agotador, entonces pone sus brazos alrededor de Emilia para asegurarse de que no se caiga del caballo y cierra sus ojos. Siente el viento en su cara, el sonido alegre de los niños riendo y cantando. Se da cuenta de que cada vez que se sube a un carrusel la experiencia es diferente. Entiende por qué el carrusel le gusta a grandes y a chicos. Le encanta la música. (Irónico)

La Educación Imaginativa (creada por el profesor y filósofo Kieran Egan) plantea desde una base científica la incorporación de las emociones y la imaginación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, entregando al docente la posibilidad de elegir estrategias de enseñanza de acuerdo a una caja de herramientas cognitivas asociadas a niveles de entendimiento de sus estudiantes (Somático, Mítico, Romántico, Filosófico e Irónico), permitiéndoles desarrollar distintas formas de comprender la realidad y lograr un aprendizaje significativo.


Como dice Egan, “la educación auténtica ineludiblemente supone un compromiso emocional”.

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